Capitulo 3 Parte 2
¡Saludos, joven Hechicero! Un largo y duro camino yace frente a ti. Pocos lo han dominado. Pero un viaje de 1000 kilómetros comienza con el 1º paso. Estas a punto de dar ese 1º paso. Hay una cueva no muy lejos del lugar donde apareciste en este mundo. El viejo Grym, un ermitaño, vive ahí. Los pobladores del área piensan que está loco y evitan acercársele. Pero Grym aun así es un fiel sirviente del El Caído. Te ayudará. Sigue la senda del ciervo hacia el este. Te llevará a tu destino.
Aquilum, Maestro del Gremio Oscuro de la Ciudad de Luz.
Un Maestro de Gremio sin un Gremio. Okay. Cuando había escogido la raza, también había estudiado el mapa de la ciudad. Podría apostar hasta el último centavo en que no había un gremio Oscuro en el mapa. Desafortunadamente, el tiempo era un problema así que tuve que dejar para más tarde la búsqueda en Google. Lástima. Tenía que jugar a ciegas, sin guías, ni manuales, ni asistencias. Como en los viejos tiempos.
Dicho esto, muchas sorpresas inesperadas podrían aparecer a los recién comenzados. Solo tenemos que esperar a ver. Por el momento, todos los ojos al este. Tiempo de saltar por la senda del conejo.
Busqué el compás incluido en la interface y caminé, con calma, por la casi indistinguible senda. La total ausencia de armas y hechizos me preocupaba un poco. A falta de todo, me bastaba con un palo, pero el bosque estaba limpio y nítido como una pradera… ni una rama a la vista.
No tuve que caminar mucho. Un par de cientos pasos más, y los árboles dieron espacio a un lugar abierto y oscurecido. Pasto gris crujía bajo mis pies. Árboles antiguos se alzaban hacia el cielo, con sus troncos plateados por el musgo. El sol había desaparecido detrás de una nube vagabunda.
Oh sí. Bienvenido estilo de vida Necro. Achiqué los ojos a la escena. Y lo peor estaba todavía por llegar: cementerios, zombis, y las tumbas de los no-muerto.
Me pregunté si me había tirado el gatillo con mi selección de personaje considerando los niveles de visualización del área. ¿Debería renunciar mientras podía y cambiar mis colores a alguien más florecido?, ¿Amante de la naturaleza mago? Metido en mis pensamientos, pateé un hongo o seta y la volé justo dentro de un ancho hoyo de un retorcido roble.
"No importa," murmuré, mirando alrededor. "De nada sirve cambiar de caballo a media carrera. Soy un malévolo hechicero, sin equivocación. ¿Dónde está esa cueva de él? ¡Sal de ahí, viejo maquinante! ¡Tenemos asuntos que negociar!"
Y ahí estaba su cueva, entre rocas de color verde por los años, ocultándose en la sombra de un disperso abeto. La entrada era lo suficientemente amplia como para que no tuviera que agacharme. Tomé un par de temblorosos pasos, guiado por el fuego brillando de adentro. Di otro paso más, y entré en una larga habitación iluminada por una solo vela de cera. La luz jugaba con las sombras. Impidiéndome ver adecuadamente. De repente una sombra se movió en la esquina mirándome con 2 ojos de colores raros.
"¿Grym el ermitaño?" Pregunté, inseguro, dando un paso atrás, sintiendo el aire a mi alrededor en busca de algo lo suficientemente pesado para usar como arma.
La silueta oscura en la esquina gruñó y dio un paso hacia mí.
"Desgraciado," Mis dedos finalmente apretaron algo útil en la pared. Alcé el objeto bateándolo. "¡Identifícate, o Monstruo! ¿Cuál ojo preferirías retener, el azul o el amarillo?"
La sombra soltó una risa escéptica y dio un paso a la luz. Un duende, con cabello gris y corto, quitó las telarañas de sus ropas parchadas y me examinó.
"Deja la escoba tranquila, pequeño guerrero," Dijo en una voz delgada.
Arrastrando sus gastadas sandalias, caminó alrededor mío, meneando la cabeza en desaprobación. "¡Así que! ¿El joven elfo ha decido desertar y seguir a El Caído? ¿Tienes ansias de aventuras o algo? ¿Qué quieres probar? Muchos inmortales me han visitado, pero pocos han alcanzado poder verdadero. Permanecen por unas cuantas semanas y después desaparecen de vista. No tienen voluntad… ni pasión."
Bajé mi cabeza hacia él. "Sir Grym, uno no escoge a sus padres. No es mi culpa. Nací un elfo. Es mi decisión personal seguir el camino del hechicero y con algo de suerte, se lo probaré pronto."
El duende me miró duramente. "Quizás suceda antes de lo que imaginas, joven payaso." susurró en mi cara.
Giró alrededor, agarrando una pila de trapos viejos y produjo un bulto, arropado con las más puras telas blancas.
"¡En el nombre de El Caído que exige un sacrificio! ¡Sácale el corazón a ella!"
El duende echó las telas a un lado y en la cueva resonó el llanto de una bebé. Lágrimas se acumularon en sus brillantes ojos azules.
Me retraje. Algo metálico sonó contra la piedra. Miré hacia abajo y una daga curva brillaba ahora en mi mano.
¡Alerta de nueva Misión! Demuestra tu lealtad hacia El Caído.
Tipo de Misión: General
Condiciones de ejecución: Pueden variar
Recompensa: Desconocida
Todos ellos estaban delirando locura aquí. ¿Las condiciones pueden variar? Mis nudillos traquearon al apretar la daga. "¿Qué tal un corazón de duende como substituto? ¿Serviría para mi demostración de lealtad?"
Di un paso adelante y apuñalé la cara enfermiza. Por lo menos intenté. El aire a mí alrededor se endureció y me congelé en la incómoda pose de un mosquetero en duelo.
Has sido inmovilizado. Hechizo emitido: Cadenas de Hueso.
El duende se rio disimuladamente y movió su mano. El bulto de la bebé desapareció. Caí en una pila sobre el piso. La daga resonó sobre el piso de piedra y patinó lejos.
¡Has sido noqueado!. Daño recibido: 12 puntos de Vida.
"Cálmate, joven elfo. No era más que una ilusión. No deberías escuchar todo lo que tus monjes te dicen. No necesitamos verdugos aquí. El Caído no está del lado oscuro. Él solo es uno del Panteón que perdió la batalla por el derecho a su lugar en el Templo del Cielo."
Alerta de terminación de Misión: Demuestra tu lealtad a El Caído. ¡Misión Completada!
Recompensa: Cuchilla Crepúsculo.
¡Tu relación con la Alianza Oscura ha mejorado!
¡Tu relación con Grym ha mejorado!
"De pie, Hechicero," Grym me ayudo a ponerme de pie. "Y recoge esa daga por allá. No es una ilusión. No tengas miedo: no hay sangre sobre la daga. Estoy satisfecho contigo. No había estado tan satisfecho en un largo tiempo. Pero aun así tendrás que caminar el camino, no solo charlar la charla."
¡Alerta de nueva Misión! Demuestra tu lealtad hacia El Caído II
Tipo de misión: Inusual
Condiciones de ejecución: Pueden variar
Recompensa: Desconocida
No lo podía creer. El viejo escandaloso no iba a parar, ¿o sí? ¿Debería probar mi nueva daga en él? Pero al fin y al cabo, quizás salga con algo mejor que un truco de inmovilización. Agarré la daga y me concentré.
Cuchilla Crepúsculo. Se atañe al agarrarse. Arma de estocada. Una mano.
Daño: 1 a 8. Velocidad: 1.8 Durabilidad: 80/80.
Efectos: probabilidad de 7% de buff, Mano Temblorosa: en ataque disminuyendo el 24% de contrataque.
Nada mal para un abridor de cartas. Algún novato ladrón pagaría una linda pila de oro por un palo como este. Un par de estas podría tener suficiente DPS para durarme los primeros 10 o 15 niveles. El efecto era un sueño, quitarle una cuarta parte del poder a tu oponente. No es que realmente necesitara este tipo de aparatito. No creí que necesitaría hacer mucho tanqueo, exceptuando posiblemente los primeros niveles cuando quizás tenga que ejecutar un poco de traqueteo de espada. Después de eso, los hechiceros como yo sin armadura y puntos de vida despreciables, moriríamos con solo 5 o 6 golpes de monstruos normales, así que olvídense de combate cuerpo a cuerpo.
Me puse la daga en mi cinturón y agaché mi cabeza en una reverencia. "Le agradezco por su lección y su regalo, Sir Grym. ¿Me gustaría saber dónde podría estudiar las destrezas mágicas de los hechiceros?"
El duende ladeó su cabeza y se tocó su barbilla en forma pensativa. "Te podría ayudar hasta donde mis conocimientos lleguen. Tienes un talento para la magia y podría darte acceso a ellos. Regresa cuando hayas obtenido algo de fuerza. Ahora vete. Estoy cansado."
El duende me dio la espalda mientras una fuerza misteriosa agarra mis codos y me arrastrabas a lo largo de un pasadizo antes de tirarme afuera.
"¡Espera! Necesito preguntarte sobre el Gremio...." Traté de meter mi cabeza dentro pero una invisible tensión me empujó afuera.
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