Play to Live - Capítulo 16 Parte 2

Capítulo 16 parte 2

Traductor/Editor: Mermelada.
Corrector: Crys

“¡Oye! ¿Qué está pasando aquí? Quítale las manos de encima, rápido.”

Él se metió a la fuerza en su barrera y empujó a los chicos de Forest Cats a un lado. Tavor le lanzó una mirada malhumorada mientras estudiaba su nivel y la insignia de clan de los Veteranos.

“Lo siento, amigo. Me temo que no es asunto tuyo. El niño me la debe. No querrás interferir.”

Forcejé para finalmente liberarme: “No te debo nada. Tú me atacaste primero. Luego te largaste ¿Y ahora te la tiras de genial? ¿Cuándo has conseguido a tus muchachos? ¿Qué pasa, amigo? ¿No te las puedes arreglar por ti mismo?”

Tavor escupió hacia mis pies ignorando mi reto. El círculo a mí alrededor se volvió a contraer apretadamente.

Eric extendió sus brazos, empujando a mis agresores a un lado: “Él es mi amigo. Ya es suficiente. ¿Acaso están jodidamente locos como para arreglar sus asuntos en la ciudad? Una gota de sangre y el lugar estará plagado de guardias. Déjalo estar.”

Tavor nos miró de soslayo, sopesando sus posibilidades, entonces aparentemente decidió no tentar a su suerte. Su mirada se topó con mi anillo.

“Así que somos un perma, ¿verdad? Bien, bien, bien. ¿Sabes qué? Estás jodido.”

Se dio la vuelta para irse y llamó a sus secuaces: “Vamos, chicos. Él no irá a ninguna parte.”

Eric los miró fijamente: “Eres bueno haciendo enemigos, compañero. Lo que realmente necesitas es unirte a un clan. Uno fuerte. A los permas solitarios les avecina un montón de líos.”

“¿Algún problema?”

“Así podrías decirlo” Murmuró. “Solo es algo que la gente dice de ellos. De todos ellos, no solo de los Cats, si me entiendes. Mantén tus ojos bien abiertos desde ahora. Vigila tu espalda. Practica algún hechizo de invisibilidad. También te sugiero que consigas una Visión de Cristal y la mantengas contigo todo el tiempo. Te permitirá ver a los que estén en sigilo. Nunca hagas un punto de resurrección en lugares desérticos: Ellos podrían averiguar tu paradero y llevarte a tu propio infierno personal, muertes a por minuto por una semana. Ellos tienen tipos especiales con contadores ilimitados de PK que se dedican solamente eso. Por un acuerdo tácito, los permas se supone que son inmunes de este tipo de tratamiento, pero… Tú sabes lo que quiero decir. No muestres tu anillo en la ciudad. Tu estatus no es asunto de nadie. Por cierto, ¿Por qué no sólo llamaste a los guardias? Mientras que estemos en la ciudad, nadie puede herirte.”

“Sí, estúpido de mi parte.”

“Tienes que ser consiente ahora. Para ti ya no es más un juego. Créeme, este lugar no es tan lindo y tierno como puede aparentar.”

Asentí distraídamente. Luego un pensamiento cruzó mi mente. “¿Es…” Chasqueé mis dedos buscando la palabra correcta, “Todo este asunto del Salvaje Oeste, ¿Es realmente necesario? Incluso los Antiguos, ¿Qué sacan de todo este concurso de mierda con esos matones?”

Eric caminó y me arrastró junto a él, explicando mientras avanzaba: “Todos estos ciudadanos de tercera edad, todos los artesanos, banqueros y pacifistas –normalmente, ellos no quieren sobrepasar el nivel 10 de tal forma que puedan preservar su inmunidad inicial. Por lo tanto no todo nuevo es un novato, si sabes a lo que me refiero. Algunos de ellos toman un camino diferente. Pagan para ser de niveles poderosos. Después de 2 meses, ellos son nivel 200+ y  están todos hechos de equipamientos muy épicos que necesitarías un grupo de raid para tumbar a uno de ellos. Puedo estar exagerando un poco, pero no mucho.”

Nos detuvimos junto a una opulenta tienda de alquimia. Eric se quedó quieto por un momento, revisando el mapa. Luego señaló con confianza: “Esta es. Entraremos juntos, yo concluiré la misión, tú la aceptas después de mí, y también la concluyes de una vez.”

Una vez adentro, fui instantáneamente distraído por el contenido de la tienda. Antes, simplemente no podía darme el lujo de usar ninguna de aquellas pociones, así que ahora estudié ávidamente sus opciones y precios. Tenían algunas cosas clásicas: Elixires de vida y mana los cuales surtían efecto por un periodo de tiempo, permitiéndote usarlos en batalla, pero sin darte ninguna ventaja de nivel considerable.

Recogí una Poción de Curación Pequeña. Un frasco pequeñito que contenía escasamente un trago de un líquido rojo brillante. Costaba una pieza de oro. Lo apretabas en tu mano y el tapón se salía por sí solo. Comenzaba a funcionar 30 segundos después de ser bebido, restauraba hasta 40 puntos de salud en 10 tandas cada 5 segundos, seguidos de un enfriamiento de 3 minutos durante los cuales no podías usarla de nuevo. La idea era minimizar el tiempo gastado en la regeneración de mana y golpes mientras complicabas el combate prolongándolo, tomando en consideración el facilitar el modo solitario a aquellas clases que eran débiles subiendo de nivel individualmente. Además ayudaba a quitarles el dinero a los jugadores, sin preguntas respecto a eso.

La tienda también tenía todo tipo de pociones: varios buff de blindaje y velocidad de ataque como también aquellas que incrementaban la fuerza, la agilidad, el intelecto y la probabilidad de críticos. Además de pociones llamadas Ojos Felinos, Respiración de Pez, Visión de Cristal, como también toneladas de otras cosas.

A un lado de ellas, se erigía una pequeña colección de elixires de ataque: venenos, ácidos y cócteles molotov. Lanzarlos era justo como arrojarle oro a un objetivo. Una actividad costosa.

Escondido a salvo detrás de la espalda del dueño, un campo de fuerza mágico protector brillaba sobre un expositor especial. Estudié su contenido y suspiré. Por quinientas piezas de oro, aquellos pequeños frascos elevaban en un punto cualquier característica básica. Enfriamiento: 24 horas. Capacidad máxima: 200 puntos extras. Por dos mil de oro, podías hacerte con un punto de Talento extra. Enfriamiento: 5 días.  Capacidad máxima: 50 puntos. Oh bueno. Juguetes rudos para niños rudos, y precios acordes.

Fue entonces que oí un oso bramando afuera, seguido de los chillidos de deleite de Eric. Mi corazón se contrajo y revoloteó en mi pecho. ¡Hummungus, dulce y viejo Ted! Me le acerqué apresuradamente al dueño.

“¿Es cierto, señor, que usted está buscando algunos raros ingredientes para un elixir?”

El dueño elfo, uno del tipo pintoresco con ojos desolados sin expresión, asintió seriamente. “Así es. Estoy bastante dispuesto a pagar por cualquier órgano interno de seres extraños.”

¡Alerta de nueva misión! El dueño de la tienda de alquimia gasta un montón de tiempo buscando nuevas fórmulas mágicas. Por ese propósito, él compra ansiosamente partes de monstruos de nivel 100 y superiores.
Recompensa: Oro o un elixir desconocido.

¿Disculpa? Acepté la misión, sin cuestionar nada acerca de eso. ¿Pero dónde está mi Teddy?

Me sentí un poco nervioso. “¿Disculpe? ¿Está buscando algo en particular?”

El dueño de la tienda no se hizo el difícil. “Claro. Hay algunas cosas que me gustaría comprarte ahora mismo. Y si el dinero no es lo que buscas, podría ofrecerte un intercambio por el monstruo resultante.”

¡Alerta de nueva misión! Tráele al alquimista el corazón y algo de sangre del Oso Rojo, autóctono del área cercana a la Ciudad de la Luz.

Uff. Aliviado, hurgué en mi maleta por los objetos de la misión. “Creo que casualmente  tengo lo que usted está buscando.”

El alquimista, maravillosamente imperturbable, solo quiso saber qué clase de recompensa prefería. Por un breve momento, él desapareció en un cuarto lateral. Cuando salió, puso sobre el mostrador un silbato de hueso sobre una correa de cuero.

Silbato de invocación. Se vincula cuando se recoge. Invoca a una montura única: Oso Rojo.

Sujeté el precioso objeto y lo llevé a mis labios. El alquimista retrocedió del susto, protegiéndose a sí mismo con sus manos. “¡Por favor, no! ¡No adentro de mi tienda!”

Ups. Eso fue un poco estúpido. Murmuré mi agradecimiento y salí corriendo. Una vez en la calle, soplé el silbato con una fuerza todopoderosa.

“¡WRRRGHRRRAAAAH!”

“¡Hummungus!”

¡Felicitaciones! Esta es tu primera montura. ¿Te gustaría renombrar al Oso Rojo?

¡Sí!

Una ventana del sistema apareció mostrando el nombre de la montura. Lo borré e introduje el nuevo:

¡Hummungus!