The Demoness - Capítulo 1 Parte 1

Capítulo 1 Parte 1

Traducción: Crys
Edición: Fiore
Corrección: Crys


La espesa neblina desdibujaba el horizonte, mientras que la tormenta, furiosa, retumbaba el cielo y la tierra, precipitándose en una cortina de lluvia que penetraba en el cuerpo de las desafortunadas almas humanas que tomó desprevenidas.

Pero no eran solamente ellas víctimas del clima, incluso los árboles más robustos padecían el tormento de los vendavales, meciéndose frenéticamente en un intento de no sucumbir ante los fuertes vientos.

Aquellas repentinas y tempestuosas lluvias ya eran comunes en el verano, un agradable día podía convertirse en un desastre. Y eran por estos cambios estacionales que hacía difícil a las personas el tratar de predecir cuándo adelantar algún preparativo que hiciera más breve cualquier diligencia, pero aún sí después de todas las prevenciones que tomaras, al final terminabas como una rata ahogada atrapada en una fuerte lluvia, no era algo para sorprenderse, así como tampoco valía la pena el quejarse por ello.

Qu Qing Yin conocía todos estos hechos, pero la sorpresa que se llevo por la situación en la que estaba, le fue imposible de contener. Aunque lo más  desconcertante de esa noche, fue lo que se encontró en aquel ruinoso templo en la cima de la montaña. Cuando ella entró de una forma abrupta para refugiarse de la lluvia, con su ropa completamente mojada,  se percató que ya alguien ocupaba el lugar, no esperaba que fuera un atractivo hombre sin rastros de una mota de agua en su atuendo, y con aquel aspecto que irradiaba el aura de un completo caballero refinado.

Esa tormenta parecía un río que fluía hacia atrás, pues antes de que las gotas de agua precipitaran en su cabeza, ella ya había notado aquel templo a lo lejos, ignorándolo completamente, se dirigió a la dirección contraria pero sin importar cuánto esfuerzo ella pusiera para alejarse de ese lugar, para terminar dándose cuenta, de que al igual que un pez impotente, era arrastrada por las fuertes corrientes.

Que al final tuviera que llegar allí, y notar que otra persona había tenido el placer de poner su pie en el lugar para descansar, antes de que la tormenta llegara, con la comodidad de una ropa seca... Qu Qing Yin no pudo evitar sentir un ramalazo de envidia hacia él ¡Este hombre debe tener mucha suerte!

En cambio a Qu Qing Yin no le hacía falta mirar hacia abajo para hacerse una idea del desastroso estado en el que se encontraba. Las delgadas capas de su ropa de verano estaban tan empapadas por la lluvia, que se pegaban a su piel, delineando su silueta hasta el punto en que era poco lo que dejaba a la imaginación… y era de dominio para cualquier mujer que se encontrara en la misma situación que ella, el saber lo inapropiado que era el que un hombre desconocido la viera en tal condición.

Liu Feng que presencio la llegada de la mujer, solo le dio un vistazo antes de salir corriendo de la cámara lo más lejos posible, volteándose a observar la torrencial lluvia, en un intento de darle privacidad.

Los ojos de Qu Qing Yin barrieron por completo los alrededores del desolado lugar, encontrándose con trozos de pintura dorada que se desmoronaban junto a una estatua desgastada.

Entonces recordó el conjunto seco de que había guardado en el interior de su mojado bolso antes de partir, al encontrarlo entre sus provisiones se percató de que no se había humedecido. Por lo tanto, cambió su traje de la forma más rápida que le fue posible, y luego camino hacia la desvencijada estatua de Buda, mientras se escurría suavemente la mojada ropa entre sus manos.

Qu Qing Yin miró hacia la lluvia y frunció el ceño, volteo su rostro con disgusto y sus ojos volvieron a recorrer la sala, esta vez en busca de un poco de madera seca para encender una fogata con la que pudiera secar su ropa. Liu Feng en cambio en ese momento la observaba a ella, leyendo las intenciones plasmadas en su mirada cerró suavemente su abanico de papel, dio el primer paso y rompió toda puerta o ventana a su alcance para luego reunir todos los trozos de madera delante de ella.
(E: como todo un macho XD)

“Gracias”. Dijo Qu Qing Yin con una genuina sinceridad y una sonrisa brillante en su rostro.

Liu Feng débilmente le devolvió la sonrisa.

 “De nada.” Dijo mientras encendía el fuego.

Entonces ella comenzó a palmear todo su cuerpo en busca de algo y desde un lado de su cintura saco una serie de adornos con cadenas de plata. Que para asombro de Liu Feng, eso que ante sus ojos parecían adornos, resulto ser una fina obra de un dardo de plata.

Qu Qing Yin estiro su mano derecha y lanzo un dardo de plata que se clavo en la pared frente a ella, quedando en sus manos una larga y fina cadena que ella giró en su mano, mientras que con la otra tiraba de nuevo otro dardo de plata que fue impulsado dentro de una estatua, improvisando así como así un tendedero en este lugar.

Liu Feng abrió su abanico sonriendo y observó como ella colgaba su ropa mojada.

“Esta lluvia durará toda la noche, ¿A caso no tendrá esta dama algo de comer?”

Qu Qing Yin cortante se volteo: “Señor ¿Usted no ha traído nada?”

Liu Feng extendió sus manos y riendo dijo: “Se puede notar a simple vista que tengo las manos vacías”

Qu Qing Yin lo miró de forma extraña: “¿Cómo puede saber que lloverá toda la noche?”

“Solo lo sé, ¿Sería esta dama capaz de hacer una apuesta conmigo?”

Sacudiendo la cabeza, ella hablo con un tono firme: “No”

“Entonces esta dama me cree ¿verdad?”

Qu Qing Yin colgó su ropa mientras lo contemplaba y dijo desaprobatoriamente: “Creo solamente en los hechos.”

Las tormentas de verano habían sido siempre imprevisibles, a pesar de que la lluvia era abrumadora en este momento, quién sabe, en cualquier segundo el viento podía soplar llevándose la nube de tormenta.

Y Liu Feng no dijo nada más, se quedo ahí sentado observándola, tan solo mostrándose atónito cuando vio como ella colgaba sus últimas prendas de vestir, sin importarle que fueran sus dos piezas de ropa interior, mostrando que era una joven muy descarada.