miércoles, 14 de marzo de 2018

Play to Live - Capítulo 14 Parte 1

Capítulo 14 parte 1


Traductor/Editor: Mermelada.
Corrector: Crys

Mi 2ª mañana en mi nuevo mundo. Preciosos cielos turquesa, rellenas y mullidas nubes y unos barrotes oxidados bloqueándome la salida a mi pobre y viejo yo. Los grillos chirriando, los pájaros cantando, la sabuesa haciendo resonar sus cadenas en el corredor. Un mundo de contrastes.

¿Me pregunto si ya he llegado a ser perma? ¿O aún era solo un visitante? De acuerdo a Eric, había una forma de revisar tu estatus de alguna forma. Estúpido de mí que no lo he hecho cuando aún podía.

¿Debería levantarme o quizá debería dormir hasta tarde? Aparentemente no tenía ningún lugar al que apresurarme, pero un bocado de comida no iría mal. Todavía tenía algunas de las galletas de Bug en mi maleta. Supuse que siempre podía terminarme esas.

Mis padres firmemente me habían inculcado su filosofía de no comer en la cama, así que, si quería desayunar, tenía que levantarme. Me lavé la cara con algo de agua que me había quedado, me puse la camisa y le di una meditabunda mirada al ‘vaso nocturno’, sea lo que sea que se suponga eso signifique. Los jugadores no tenían llamados de la naturaleza, por lo poco que sabía. Pero, ¿Qué tal los NPC? ¿O los permas digitalizados? Realmente debí haber hecho algo de investigación del lugar al que deseaba emigrar.

Las galletas descendieron al tragarlas con entusiasmo. Habiendo terminado mi desayuno improvisado, me tiré en la cama de nuevo y me puse cómodo sobre la sábana. Revisé el chat y la bandeja de correo e intenté enviar unos cuantos mensajes. No había forma. Todo estaba bloqueado. Fui a las configuraciones y después de un poco de enredos, accedí a la Wiki. Gracias a Dios por eso. Habiendo dicho eso, por qué no debería funcionar –después de todo, era parte de los servicios dentro del juego. Y ahora era justo el momento correcto para sentarse y finalmente estudiar todo de cabo a rabo. Cosas geniales.

Primero lo primero. Es tiempo de escoger clase y distribuir los puntos de talento. Esto era lo que teníamos:

Clase: Básica, Hechicero.
Nivel: 30

Fuerza: 10
Intelecto: 72 (mana = 720)
Agilidad: 0
Espíritu: 37
Constitución: 14 (Golpes = 140)

125 Puntos de Características y 23 Puntos de Talento disponibles.

Excelente. Un mago que se respete estaba obligado a tener números de Intelecto y de Espíritu superiores. Escoger la raza de Elfos de la Luz con su bono racial ya estaba brindando sus primeras recompensas: Su ‘+1 a Intelecto’ ya me había otorgado 30 puntos extras, casi la mitad de toda mi mana.

Escoger una clase era bastante directo. Un Hechicero solo podía especializarse como un Necro o como Caballero de la Muerte. Solo por si acaso, decidí mirarlo profundamente para estar seguro de que no había pasado por alto algún detalle o algo así. Así que estuve atorado en la Wiki hasta la hora de la comida. Podía escucharlos halando con esfuerzo la cadena del sabueso, trayendo el desayuno y cambiando el agua de la jarra. Todo ese tiempo solo estuve sentado allí, yendo a través de docenas de páginas abiertas de la Wiki, guías y de calculadoras de personajes. A medida que lo hacía, un ‘plan’ comenzó a formarse.

Mi preferencia inicial, el Necro estaba más o menos clara. Una elección ideal, de verdad. Sus limitaciones: armadura de tela y sin golpes suficientes. Además, los objetos de clases específicos con bonos de intelecto e invocación eran caros y altamente buscados.

Y para el Caballero… Siendo una clase hibrida –un cruce entre guerrero y Necro– inicialmente era débil y difícil de subir de nivel. Lo cual tiene sentido, en serio: imagina a un mago que ha gastado diez niveles haciendo pura magia y entonces se le dice: eres un guerrero ahora, aquí está tu espada y tu armadura pesada, es tiempo de hacer algo de tanqueo. A este punto, su mascota y la rama de necro desacelerarían, bloqueando el acceso a nuevos hechizos justo hasta el nivel 30. En lugar de eso, tendría dos ramas de guerrero y una rama de debuff, mientras que su bono de clase cambia a fuerza y constitución.

A pesar de todo, el Caballero era uno de los personajes más difíciles de levelear. Realmente te esforzarás para subir, usando cada Punto de Talento en el momento en que lo ganes. Los primeros 100 niveles, el Caballero se mantendrá ganando impulso hasta que finalmente sus hechizos y habilidades impacten el umbral de critico masivo, volviéndolo ciertamente en un muy peligroso oponente. Lo cual era el por qué los Caballeros o eran tanques de altos DPS o un debuffer grupal muy valioso en los raids. No había visto ninguna mención de un Caballero controlador de mascotas. Eso me hace pensar…

¿Por qué no hay ningún Caballero leveleando, como los Necros, con ramas de invocación exitosa? Podía ver tres razones para eso.

Una era la estrechez de mente. Si querías un controlador de mascotas Oscuras o un maestro de zombis, entonces te irías por un Necro. Si querías un guerrero con algunas habilidades mágicas y si odias los poderes de la Luz pero aun así querías ser un paladín –escoge Caballero de la Muerte y levelealo para ser tanque.

2º, entre los niveles 10 y 30, el Caballero tuvo que gastar absolutamente todos sus Puntos de Talento. Ese es el porqué de que para el momento en que su rama de invocación se abra de nuevo al nivel 30, no haya forma de que pueda alcanzar al Necro en lo que concierne a los niveles de las mascotas despertadas. Y si aun así decidiste seguir en ello, detuviste el desarrollo como guerrero, pero te quedará un pulgoso controlador de mascotas por un largo periodo.

Los Admins intentaron combatir aquella discrepancia de balance lo mejor que pudieron. Hubo montones de objetos restringidos para Caballeros disponibles con bonos de intelecto e invocación. Y todavía cada nuevo nivel ampliaba la brecha entre las mascotas de los Necros y la de los Caballeros.

Finalmente, el Intelecto tenía sus problemas también. Un tanque hibrido tenía suficientes objetos y bonos iniciales para invertir su bono de clase y sus preciosos puntos de característica en fuerza y la constitución.

Ninguno de estas 3 razones hacía ninguna diferencia para mí, literalmente me estaban empujando a tomar al Caballero de la Muerte.

Jugué con la calculadora y la base de datos de los objetos, vistiendo con armaduras al personaje resultante con equipamiento y eligiendo las cosas con bonos de mascotas, tenía que admitirlo, amé el resultado final.

Basado en mi situación actual, planifiqué un personaje de nivel 200. Distribuí sus talentos y puntos, escogí los objetos épicos correctos para él y revise el resultado.

Se me cayó la mandíbula de la impresión. Había creado un personaje único con abundante vida, suficiente fuerza para usar equipamiento pesado, diversas y deliciosas destrezas de clase y algunos de los mejores objetos con los más altos parámetros de intelecto e invocación con los que un Necro solo podría soñar. En total, este Behemoth de Caballero de la Muerte podía despertar una mascota unas buenas diez o incluso veinte por ciento más altas que las de un Necro. Sin importar cuan duro lo intenté, no pude igualarla con una combinación similar para Nigromante.

¡Uf! Tiempo de tomar un descanso y dejar que la información se acomodara. Agité mi cabeza cerrando todas las ventanas abiertas y obligándome a enfocarme en el mundo exterior. El sol ya estaba en lo alto y calentaba mi celda bastante bien. El tiempo vuela cuando te diviertes. Hurgué con la punta del dedo la fría papilla en el tazón, temblé del asco y lo alejé. De ningún modo iba a comer eso. Esto no era el tercer mundo, después de todo.

El sonido metálico de la cadena resonó. Miré hacia arriba con dirección a donde estaba parado la sabuesa en el pasillo, estudiando mi tazón y olfateando el aire.

“No querrás decir que comerías esto, ¿verdad?” Pregunté, incrédulo.

La sabuesa no contestó, sus ojos fijos con firmeza en el tazón. Me encogí de hombros y lo empuje hacia el monstruo. La creatura lo detuvo con una habilidosa garra, lo olfateó y estornudó, justo como un perro cualquiera. Luego me dio una mirada de silenciosa indignación y lo empujó de regreso hacia mí.

“Bueno, lo siento. Te lo advertí. Supongo que preferirías algún bistec, ¿A que sí?”

¿Fue mi imaginación o la cosa esa realmente asintió estando de acuerdo?

Hice un gesto impotente. “Con toda la abundancia de opciones, un bistec es algo que no tengo para darte, lo siento, nena.”

La sabuesa lanzó un suspiro y caminó más allá. ¿Ellos la mataban de hambre o algo?

Después de un par de horas un chirriante carrito llegó con nuestra cena. Un sargento comenzó a distribuir las comidas de celda a celda.

“Escucha, jefe” le grite para llamarlo. “¿Qué tal algo de comida para humanos? Ni siquiera las ratas se comerán lo que he obtenido.”

“Por supuesto,” El hombre se alegró. “¿Conoces las reglas?”

“Claro. 3 platos para ustedes, uno para mí,” Me pausé y eché un vistazo en dirección de la sabuesa encadenada. “Ehh… corrección: que sean dos. En uno un bistec, algo de pan decente y algo de vegetales, cualquiera que tengan. En el otro un gran bistec, poco cocido. Y algo para beber.”

“El alcohol no está permitido,” El sargento me detuvo. “Puedo conseguirte algo de té de hierbas. Es bueno.” Agregó por alguna extraña razón.

“Acepto. ¿Cuánto es?”

“Una pieza de plata por cada plato más una pieza extra para una jarra complementaría de cerveza para los guardias. Seis de plata en total.”

“Ahí tienes, charlatán elocuente. Espera. Aquí está lo mismo para el desayuno de mañana.”


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